Cada día, la responsabilidad ambiental de las organizaciones va ganando más peso en las decisiones estratégicas. Y no es para menos. Según los últimos estudios, casi la mitad de los consumidores, un 54%, dejaría de comprar una marca si se demostrara su mala praxis en materia de sostenibilidad.
También es interesante notar que, para el 90% de la generación Z, las empresas deben asumir su responsabilidad en lo relativo al medio ambiente.
Esta concienciación ha calado profundo en cada uno de los tejidos de la economía, llegando a nichos tan concretos como la cadena de frío, ahora inmersa en una evolución donde han surgido diversas soluciones que buscan dar respuesta al quid de la cuestión.
Una de las áreas clave donde se está enfocando la sostenibilidad en la cadena de frío es la optimización de rutas.
Mediante el uso de sistemas avanzados de gestión de flotas, las empresas logísticas pueden planificar rutas más eficientes que reducen la distancia recorrida y, por ende, el consumo de combustible de los vehículos refrigerados.
Esta optimización no solo beneficia al medio ambiente al reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también mejora la eficiencia operativa y reduce los costes de transporte.
Otro aspecto crucial para una cadena de frío más sostenible es el desarrollo de embalajes térmicos que tengan una baja huella ambiental.
La adopción de materiales biodegradables, compostables y reciclables para estos embalajes contribuye significativamente a la reducción de residuos plásticos y al cuidado del medio ambiente.
Además, estos embalajes garantizan la integridad de la cadena de frío durante el transporte y almacenamiento de productos sensibles a la temperatura.
La implementación de tecnologías de refrigeración eficiente en los vehículos frigoríficos es otro paso importante hacia la sostenibilidad en la cadena de frío.
Estos sistemas utilizan refrigerantes ecológicos y están diseñados para ser más eficientes en términos energéticos, reduciendo así las emisiones de gases contaminantes y disminuyendo el impacto ambiental.
Además, la tecnología de refrigeración moderna garantiza un control preciso de la temperatura, evitando el desperdicio de energía y mejorando la calidad de los productos transportados.
La implementación de sistemas de monitorización y control de temperatura en tiempo real es fundamental para una cadena de frío sostenible.
Estos sistemas permiten supervisar y ajustar la temperatura de la carga de manera remota, evitando fluctuaciones indeseadas y optimizando el consumo energético.
La capacidad de respuesta rápida ante cualquier desviación en la temperatura garantiza la calidad y seguridad de los productos, al tiempo que reduce el desperdicio y los costes asociados.
Los almacenes refrigerados también juegan un papel importante. La implementación de sistemas de gestión energética avanzados permite optimizar el consumo de energía en estas instalaciones, integrando la monitorización de la temperatura, la iluminación y otros equipos.
Esto no solo reduce los costes operativos, sino que también disminuye la huella ambiental al minimizar el uso de recursos energéticos.
Una tendencia cada vez más común en la cadena de frío es la instalación de sistemas de energía renovable, como paneles solares, en las instalaciones refrigeradas.
Estas fuentes de energía limpia ayudan a reducir la dependencia de combustibles fósiles y disminuyen las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, las tecnologías de almacenamiento de energía permiten un uso más eficiente y sostenible de la electricidad generada a partir de fuentes renovables.
Otro elemento clave en la búsqueda de una actividad más sostenible es el uso de tecnología IoT (Internet de las cosas) y telemetría.
Estos sistemas permiten recopilar datos en tiempo real sobre el rendimiento de los equipos frigoríficos, la temperatura ambiente y otros parámetros relevantes. Con esta información, las empresas pueden tomar decisiones más informadas, optimizar el uso de recursos, prevenir problemas y reducir el desperdicio de energía.
La evolución hacia una cadena de frío más sostenible es un proceso dinámico que implica la adopción de medidas técnicas innovadoras en diferentes aspectos de la logística frigorífica.
Desde la optimización de rutas y el desarrollo de embalajes térmicos eco-amigables hasta la implementación de tecnologías de refrigeración eficiente, energías renovables y sistemas de gestión energética, cada paso contribuye a reducir el impacto ambiental y mejorar la eficiencia operativa de los eslabones que componen la cadena de frío.